sábado, 17 de noviembre de 2018


Porqué el plástico amenaza la vida?

Empiezo por los océanos porque fue ahí donde se inició la vida y porque en ellos está el agua que contiene los mismos elementos que dan vida al ser humano, al menos así era antes de alcanzar tan altos niveles de contaminación.
La vida marina enfrenta un daño irreparable por las inmensas cantidades de desechos plásticos que terminan su recorrido en las playas, ocasionando una crisis planetaria.
Se estima que hasta la fecha se han producido unas 8.500 millones de toneladas de plástico virgen, de los cuáles, tan solo un 9% se recicla, un 12% es incinerado, proceso en el que se desprenden Dioxinas y Furanos, sustancias cancerígenas, además del bióxido de carbono. El resto, es decir, un 79% termina, en el mejor de los casos, engrosando los rellenos sanitarios. Pero, una gran parte termina arrojado de manera indiscriminada.

Como un acto del Señor, los remolinos que se forman en el agua por la acción del viento, atraen y terminan reuniendo grandes cantidades de desechos plásticos, como diciéndole al hombre: mire que aquí se lo tengo reunido. Vea a ver qué va a hacer con ellos.

Por eso, acciones como la llamada “Serpiente marina gigante”, con la que los holandeses esperan limpiar de plásticos el océano donde se ha formado la isla flotante del pacífico, es de suma importancia. Quiera Dios que logren su cometido, que es recoger todo lo que en esa isla hay, para con ello, pavimentar las vías carreteras de Holanda.

Esa gran cantidad de desechos se ha producido por la vida cómoda, en sus comienzos aparentemente fácil, casi que impuesta, desde la década cuando la industria alimenticia convenció a las mujeres de salir a trabajar sin tener que ocuparse de la comida en el hogar, ya que se las ofrecía lista, para tan solo calentar en el microondas. 

Desde esa época, predomina la desechable sobre lo duradero. Los autos antes se hacían para que duraran décadas, al igual que los electrodomésticos, que tenían varias de sus partes metálicas, que luego fueron reemplazados por el plástico. Ahora, duran lo que dura la garantía. Ese afán de vender periódicamente lo mismo, una y otra vez, hizo que utilizáramos mal los recursos de la naturaleza, tanto los renovables como los no renovables. 

Para las bebidas gaseosas se producen en promedio 500.000 millones de envases, de las cuales, una quinta parte son botellas de Coca Cola. Afortunadamente, ahora existen máquinas capaces de recuperar el PET (Polietilen tereftalato), con lo que se espera aumentar el 7% que hoy día se re-convierte en nuevos envases.

Debemos, responsablemente, imponernos el compromiso de no usar botellas nuevas cada vez que vamos a tomar agua, sino tratar de mantener con nosotros, la misma botella para ese efecto. Para facilitar la acción, no es sino imaginar que ya todos estamos sufriendo por el preciado líquido, como le sucede a millones de personas y nos llegue a suceder a todos los habitantes de este Planeta, cuando las grandes corporaciones se apoderen del agua.

Otra acción valida, es re usarnos a recibir tanta bolsa plástica en el momento en que nos empacan las cosas en los supermercados, y proponer el uso de empaques de papel.

Una propuesta que hago en este sentido, que entre otros efectos, logrará que muchos artesanos obtengan su sustento fabricando canastos, como los de antaño, que llevábamos al ir a mercar a la Galería, para que volvamos a utilizarlos. Hasta bonitos que si son.

En cuanto a la duración de los plásticos en el ambiente, se especula, con base en lo que notamos, ha sucedido con los plásticos producidos hace poco más de un siglo, se estima que pueden tardar hasta 600 años en degradarse. No en bio-degradarse.

En un artículo anterior escribí acerca del daño que ocasiona el plástico de película (bolsas o chuspas), que al ser arrojados al suelo por quién se tomó el agua o el jugo, y luego lo desecha irresponsablemente, y que debido a su recorrido desde esa calle donde fue arrojado, viajando a través del alcantarillado hasta los ríos y por ellos, hasta el mar, en un recorrido en el que ocurre, no la degradación, sino la fragmentación en cada vez más pequeñas partículas, que ocasionan un problema aún mayor, porque al ir disminuyendo en tamaño, se van convirtiendo en una especie de imanes que atraen todos los metales pesados,  que son un grupo de elementos químicos que tienen una densidad muy alta y que son generalmente tóxicos para el ser humano, entre los que podemos destacar el mercurio, el níquel, el cobre, el plomo y el cromo.  

Las aves marinas y otras criaturas como los peces, focas, tortugas, delfines, etc., terminan muchas veces enredados en los artículos plásticos, o peor aún, “alimentándose” con esas partículas diminutas de plástico, ahora cargado con metales pesados, que llegan a ser parte del Plancton. Y al final de la cadena alimenticia, estamos nosotros, los seres humanos causantes de esos daños irreparables, alimentándonos con eso, o peor aún, envenenándonos con eso.

La ciencia no sabe todavía lo que nos va a causar el alimentarnos con plástico.
Y eso que no hemos verificado si esas diminutas partículas de plástico, que al alcanzar tamaños del orden de los 2,5 micrones, estén también contaminando el aire que respiramos, y  estén terminando en nuestros pulmones y por consiguiente, en nuestros flujos sanguíneos.

A manera de comparación, sabemos que un cabello humano mide unos 70 micrones, y que un micrón es una milésima de un milímetro, de tal manera que una partícula de 2,5 micrones, es imposible de percibirse a simple vista, y son las que respiramos sin darnos cuenta.

Estas son importantes razones para hacer conciencia y volvernos muy racionales al utilizar productos plásticos. Que sólo sean aquellos de larga vida, en lo posible, nunca aquellos de vida efímera, como los empaques de frutas y botellas de agua y gaseosas.


Artículo de Julián Echeverri Escobar.


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