Empezando un nuevo año
Terminan las fiestas decembrinas en las que, lo que menos celebramos es el
nacimiento de Jesús, nuestro Salvador, quien dio su vida, enviado por su
Padre, por todos nosotros.
Aprovechando todas esas buenas intenciones con las que nos cargamos con
motivo del cambio de año, quiero aprovechar para insistir en todo aquello
que debemos hacer con respecto de nuestros residuos y desechos, pues lo
primero a hacer, es reducir al máximo su producción, y luego, evitar que se
conviertan en basura, porque si recordamos, hoy día, basura está calificada
como aquellos desperdicios, sobrantes o residuos sólidos, ubicados en el
lugar equivocado.
Los desechos plásticos, tan pronto entran a la Planta REXCO, dejan de ser
basura y se convierten en materia prima secundaria, con la cuál producimos
la madera plástica REXCO.
Igual sucede con la chatarra metálica ferrosa, que luego de ser acopiada en
las diferentes chatarrerías del País y llega a la Planta de SIDOC, dejan de ser
basura y se convierten en la materia prima para la producción de diferentes
aceros comerciales.
Cosa similar ocurre con el papel que desechamos y que es acopiado en
depósitos y chatarrerías, y que tan pronto entran a la Plantas de empresas
similares a Papeles Nacionales, dejan de ser basura y se convierten en la
materia prima para la fabricación de papel higiénico.
Con el vidrio molido se refuerzan las pistas de aterrizaje de los aviones, allí en
donde golpean por primera vez.
Hoy debemos reciclar hasta el pavimento, no por el cemento involucrado,
sino por algo que siempre asumimos como inagotable, pero que con la
construcción de grandes y nuevas urbes, nos dimos cuenta de que es un
recurso bastante agotado, y que ese agotamiento ha llevado al hombre a
seguir causando mayores desastres, como el haber robado “arena” utilizando para ello, grandes barcazas que anclaban en zonas apartadas para robar
arena, dañando de paso infinidad de hábitats, sin siquiera sospechar que esa
acción también afecta a las playas, cuyas comunidades ven con horror, cómo
van de a poco, perdiendo sus casas y sus sitios de recreo, porque el Mar, al
igual que los ríos, recupera todo lo que el hombre torpemente le ha
quitado..
Procesos similares debemos diseñar para darle Valor de Uso a tantos otros
desechos, que hoy en día terminan engrosando los rellenos sanitarios.
En fin, si siguiéramos el ejemplo de los animales y de las comunidades
indígenas, seguramente lograríamos salvar nuestro Planeta Tierra, con
acciones sencillas que nacen del respeto por el otro y por la naturaleza.
Tanta tecnología ha terminado perjudicándonos más de lo que nos beneficia,
ha alejado a los familiares y amigos cercanos, nos ha llevado a ser tan
cómodos, que ya nos da pereza hasta hacer arreglar ciertos aparatos
eléctricos y electrónicos, prefiriendo adquirirlos nuevos, arrojando a la
basura los otros.
Las comunicaciones actuales nos mantienen informados de cuanto sucede en
el Planeta y es así como somos testigos de las acciones que individualmente y
en grupo, emprenden personas del Mundo entero, tratando de arreglar el
mal causado. Ojalá esas acciones nos contagien a todos y empecemos a
aportar nuestros granitos de arena en pro de la solución.
La tecnología también nos alerta con videos como aquel en el que la NASA
muestra el derretimiento de los glaciares a pasos agigantados, y con videos
que muestran el sufrimiento de animales atrapados por redes plásticas o
simples partes de empaques de gaseosas o cervezas, o vídeos que muestran
cómo crece la “sopa plástica” que flotando en los océanos, crece día tras día.
También somos testigos de cómo algunos países desarrollados diseñan
nuevos sistemas educativos, pensando en formar ciudadanos del Mundo, con
conciencia social y ambiental, mientras nosotros continuamos atormentando
a nuestros niños con una cantidad de materias que no deberían ser parte del pensum académico, en los que es la memoria la de principal actuación y no el
discernimiento propio de quien aprende a pensar y a cuestionar.
Y para completar, las artes manuales que antes enseñaban, ahora ha sido
reemplazada por el manejo del celular inteligente, que vemos con suma
tristeza, que hasta las Madres utilizan para “descansar” de sus hijos por
ratos.
Artículo escrito por Julián Echeverri Escobar
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