El planeta
contra el plástico
Pasados ya 20 años desde que el hombre encontró justo arriba
de Hawaii, lo que se conoció en su momento como
“la sopa plástica”, cuyas dimensiones calcularon en una extensión casi
dos veces el tamaño de los Estados
Unidos y con profundidades de hasta 30 metros, como resultado de una
recolección natural lograda por las diferentes corrientes marinas, y que fue
considerado como el mayor problema ocasionado por los plásticos, recientemente
fue descubierta otra frente a las costas de Honduras, y no podemos seguir
comportándonos como si nada estuviera pasando con nuestros residuos plásticos.
Hasta los inicios del año 2.012 esas falsas islas flotantes,
o sopa plástica fueron consideradas como el mayor problema que ambientalmente
ocasionan los residuos plásticos, cuando fue descubierto algo que encendió las
alarmas, pues un grupo de biólogos marinos, frente a las costas de Chile, descubrieron algo que se temía ocurría pero
nunca pensaron fuera tan grave.
Se encontraron con que un gran porcentaje del plancton marino
estaba conformado por diminutas partículas de plástico en película (los
plásticos los conocemos “duros” que son envases, sillas, baldes, cubetas,
juguetes, pelotas, etc., y en “película”, que son básicamente las bolsas), que
llegan a los océanos luego de largos recorridos.
Cuando consumimos algo cuyo envase es un plástico en
película, bolsas con agua, con helados, con golosinas, con bebidas azucaradas, etc.,
y descuidadamente lo arrojamos al suelo, estos son arrastrados por la lluvia
hasta los sifones ubicados en las esquinas de nuestras ciudades, y a través de
ellas a los sistemas de alcantarillado, y por estos hasta los ríos, y a través
de ellos hasta nuestras costas.
El mayor problema es que la película no se degrada pero se va
despedazando hasta alcanzar minúsculos tamaños, que terminan convertidos en
imanes, que van atrayendo hacia sí todos los metales pesados que encuentran en
su recorrido, los que cada vez se presentan en mayores cantidades debido a los
procesos de la minería, legal o ilegal y que llegan al océano completamente
cargados de sustancias venenosas y cancerígenas.
Estas partículas así cargadas llegan a ser parte
del plancton marino, en unas proporciones descabelladas, al punto de alcanzar
hasta el 80% en algunos mares, y
partículas plásticas cargadas con metales pesados, peligrosos para la salud de los seres que
habitan los mares y por supuesto, para nosotros que en la larga cadena los
peces al abrir su boca para alimentarse, ingieren grandes cantidades de alimenticia
terminamos consumiéndolos.
No podemos seguir sin
inmutarnos ante este gravísimo problema, así que debemos asumir con
muchísima responsabilidad el manejo de nuestros residuos plásticos desde la
fuente, que no sólo ocupan un gran porcentaje en la caracterización de los
residuos sólidos, no tanto en peso, pero sí
en volumen, cosa que además de reducir significativamente la vida útil
de los mal llamados rellenos sanitarios, impiden que ocurra la lixiviación
necesaria que evita la acumulación de gases que los tornan potencialmente peligrosos, cuyos
manejos se nos están saliendo de las manos, no solo por el riesgo que
representan para la salud y calidad de vida de quienes terminan siendo vecinos
de tan desagradables sitios, por los vectores de olores y apariencias
desagradables, sino también porque en un futuro muy próximo, por no hablar del
presente mismo, no habrá sitio alguno para ubicar otros rellenos.
Ante estos panoramas, lo único que nos queda por hacer es reducir,
reutilizar y reciclar, tema bastante trillado pero que aún no ponemos realmente
en práctica, ya que seguimos produciendo indiscriminadamente empaques plásticos
para todo. Y si miramos hacia el futuro, cuando los vehículos con motores de
combustión interna empiecen a ser reemplazados por los vehículos provistos con
motores eléctricos y se libere la gran cantidad de petróleo que no van a
consumir los automóviles, seguramente mucho de ese petróleo se convertirá en
los mismos y en nuevos productos plásticos.
Personalmente añoro la época de mi niñez cuando para ir a
mercar llevábamos canastos fabricados con fibras naturales, para ir por la
leche llevábamos las botellas, al igual que por las bebidas gaseosas, mismas
que regresaban a las plantas de producción donde eran lavadas y vueltas a
llenar.
Recuerdo que cuando íbamos de paseo a un rio, llevábamos en un
canasto el mercado con lo que se prepararía el almuerzo, en otro canasto
llevábamos los utensilios de cocina, los platos y los cubiertos, en una canasta
de gaseosas iba la bebida con su respectivo destapador, porque nada era
desechable, y lo mejor era que todo eso regresaba a casa.
Hoy en día, para esos mismos paseos se arrima a un asadero de
pollos donde adquirimos, en empaques de poli estireno flexible, el pollo con
las arepas y las papas. Luego, vamos a una licorera donde adquirimos las
bebidas gaseosas en envases desechables, con vasos desechables y cubiertos
desechables, y lo peor es que al regreso nadie quiere cargar con los desechos y
todos quedan tirados en la orilla del rio y por acción del agua y el viento
terminan en las corrientes de agua que culminan su recorrido en el mar.
Entonces, lo que debemos hacer todos y cada uno de nosotros,
con un verdadero compromiso ambiental y humanitario, es evitar a toda costa que
sigan llegando a nuestros océanos, ahora que sabemos cómo es que ocurre.
La cuestión es que si no lo hacemos ya, llegará el momento en
que el Planeta se canse de avisarnos lo que está pasando, como lo hace ahora juntando, gracias a las corrientes oceánicas, todos esos
desechos plásticos como diciéndonos, aquí se los tengo reunidos, para que miren
a ver qué van a hacer con ello.
Un joven norteamericano ha desarrollado una máquina con la
cual se espera poder recolectar esos plásticos que flotan casi aglutinados en
los océanos, para que sean recuperados y posteriormente reciclados al
convertirlos en nuevos productos, ojalá
ambientalmente amigables.
Al respecto, en la empresa REXCO S. A. S., aprovechamos todos
esos residuos y desechos ordinarios y peligrosos, con los cuáles obtenemos un
eco producto industrial al que llamamos madera plástica REXCO, empresa con un amplio portafolio de
productos, que van desde:
Productos para el agro como: comederos para ganado,
terneriles, corrales, bebederos, pisos para diversos montajes, puertas para las
fincas, cercas eléctricas y cercos con
alambre de púas, senderos peatonales para el agro turismo, puentes,
muelles, cabañas, casas, etc.
Productos para la industria como diferentes modelos y tamaños
de estibas, caminaderos elevados y a nivel, lockers, diversos contenedores, cama
soles o asoleadoras, formaletas para la industria de la construcción, rejillas
para canales de aguas servidas y escorrentía de lluvias, tapas para tanques de
las PTAR para el tratamiento de aguas residuales, pisos para cuartos fríos, etc.
Productos para el hogar como camas, camarotes, mesas, asientos,
licoreras, pisos para baños turcos, saunas, jardineras, juegos de sala y
comedor rústicos, juegos infantiles, demarcadores para parqueaderos, etc.
Productos para amueblamiento urbano como bancas para parques,
mesas para picnic, vallas divisorias, señaléticas, etc.
En la empresa Rexco continuaremos explorando y desarrollando
nuevos productos que permitan aprovechar cada vez más esas inmensas cantidades
de desechos plásticos.
Desde comienzos del año 2015
estamos participando activamente
en conjunto con MS & MC Corporation,
en el desarrollo de un sistema y método para construir estructuras con
madera plástica compuesta, conocida como WPC (Wood Plastic Composit), que es el
resultado de la investigación y desarrollo que la industria plástica ha
adelantado buscando no sólo mejorar las características del producto, sino
también aprovechar esas inmensas cantidades de desechos de la industria
maderera y otros desechos de cosechas, como es el caso en el Departamento del
Valle del Cauca, Colombia, con el bagazo de caña, que es una materia prima
inagotable.
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